CARRERAS
Se han enunciado innumerables definiciones sobre el juego, así, el diccionario de la Real Academia lo contempla como un ejercicio recreativo
sometido a reglas en el cual se gana o se pierde. Sin embargo la propia polisemia
de éste y la subjetividad de los diferentes autores implican que cualquier
definición no sea más que un acercamiento parcial al fenómeno lúdico. Se puede
afirmar que el juego, como cualquier realidad sociocultural, es imposible de
definir en términos absolutos, y por ello las definiciones describen algunas de
sus características. Entre las conceptualizaciones más conocidas apuntamos las
siguientes:
Huizinga
(1987): El juego es una acción u ocupación libre, que se desarrolla
dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas
absolutamente obligatorias, aunque libremente aceptadas, acción que tiene fin
en sí misma y va acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la
conciencia de -ser de otro modo- que en la vida corriente.
Gutton, P (1982):
Es una forma privilegiada de expresión infantil.
Cagigal, J.M
(1996): Acción libre, espontánea, desinteresada e intrascendente que se
efectúa en una limitación temporal y espacial de la vida habitual, conforme a
determinadas reglas, establecidas o improvisadas y cuyo elemento informativo es
la tensión.
En conclusión, estos y otros autores como Roger Caillois, Moreno Palos,
etc. incluyen en sus definiciones una serie de características comunes a todas
las visiones, de las que algunas de las más representativas son:
El juego es una
actividad libre: es un acontecimiento voluntario, nadie está obligado a jugar.
Se localiza en
unas limitaciones espaciales y en unos imperativos temporales establecidos de
antemano o improvisados en el momento del juego.
Tiene un carácter
incierto. Al ser una actividad creativa, espontánea y original, el resultado
final del juego fluctúa constantemente, lo que motiva la presencia de una
agradable incertidumbre que nos cautiva a todos.
Es una
manifestación que tiene finalidad en si misma, es gratuita, desinteresada e
intrascendente. Esta característica va a ser muy importante en el juego
infantil ya que no posibilita ningún fracaso.
El juego se
desarrolla en un mundo aparte, ficticio, es como un juego narrado con acciones,
alejado de la vida cotidiana, un continuo mensaje simbólico.
Es una actividad
convencional, ya que todo juego es el resultado de un acuerdo social
establecido por los jugadores, quienes diseñan el juego y determinan su orden
interno, sus limitaciones y sus regla.
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